Guatemala, país rico en cultura y arte que generación tras
generación, recuerdos y anécdotas han formado la historia popular de
este hermoso lugar. Pero más que vivir en la cultura popular, viven en la
historia de este país, inmortalizando en monumentos acontecimientos e
inmortalizando a personajes, iconos de un pasado glorioso y que en un
presente están siendo olvidados.
No es de
extrañarse que en Guatemala a pesar de tener una Ley para la protección de
estos monumentos que son parte del Patrimonio Cultural de la Nación, la misma
no se cumpla. Estos son bienes culturales de ende público que deberían de
recibir el mantenimiento adecuado y el respeto que merecen.
Lastimosamente en
Guatemala, no solo se olvidan estos monumentos si no también por qué permanecen
en las avenidas más importantes del país. Lo preocupante de este caso es que ni
siquiera las autoridades pueden ocuparse de las mismas, cuando luchan contra
generaciones que no rinden el merecido respeto a las autoridades ni valoran el
lado artístico e histórico de estos monumentos o estatuas.
Varios ejemplos
hemos tenido de cómo se han deteriorado estos bienes culturales, como el
Monumento al Papa Juan Pablo II que en la actualidad los domingos se
ve inundado de jóvenes en sus patinetas y alguno que otro
graffitero. O en repetidas ocasiones gente que dice pertenecer a
gremios estudiantiles o a sindicatos honorables expresan su inconformidad
respecto a autoridades manchando paredes de edificios, monumentos y estatuas
como lo hemos observado varias veces en el Paseo de la Sexta Avenida.
Debemos educar
primero en casa y hacer que los jóvenes valoren más a su patria, de esta manera
creo que podremos no sólo inculcar historia si no también un poco de
patriotismo, además de aprender a apreciar el arte chapín.
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